Start Back Next End
  
74
constituye para el oyente un estímulo lingüístico (e) que por su parte provoca una
respuesta (R):
   E
   r  
hablante
                    
oyente  
e
  R
Figura
2-2
Esta teoría antimentalista
20
desarrollada, particularmente, por Bloomfield
y,
generalmente, por el estructuralismo americano, paraliza totalmente el papel de la
creatividad del sujeto, puesto que todas las actividades comunicativas se remiten
exclusivamente a las situaciones y experiencias de la comunidad sociocultural. Por esto
ha sido plenamente rechazada por la teoría generativa del lenguaje, que reconoce la
naturaleza abstracta del conocimiento lingüístico.
De ser así, su campo de interés es, prioritariamente, el estudio de los
comportamientos que generan varios fenómenos, de los que destacaré a mi parecer los
dos más decisivos en el proceso de adquisición: las costumbres y los errores.
a) Las Costumbres.
Los psicólogos conductistas consideran que la adquisición del lenguaje no es más
que el resultado de la asociación entre los estímulos y las respuestas. La repetición del
mecanismo de comunicación, ilustrado en la Figura 
2-2, forma, inconscientemente, una
costumbre. Esta costumbre constituirá un componente permanente de la lengua adquirida.
Así, como lo expone Ellis (1985:20; 1991:33), la psicología conductista pretende explicar
el comportamiento por medio de la observación de las respuestas provocadas por algún
estímulo. Y, según él, las respuestas pueden ser casuales (en el sentido que no son
previsibles), o pueden ser regulares.
                                                
20
“El antimentalismo es una de las propiedades de la Escuela de Yale, cuyo representante más conocido y
significativo es L. Bloomfield
y que, en lingüística, representa la posición externa del positivismo. L.
Bloomfield formula dos hipótesis sobre el sentido: 1) es necesaria una descripción «científica» total de los
referentes para definir el uso que los hablantes hacen de las palabras correspondientes; 2) sólo entonces
sería posible describir, utilizando estos datos, el sentido de todas las palabras. Ahora bien, esto no pasa de
ser un objetivo lejano al dominio de la lingüística. De todo esto se deduce que la significación de una forma
es la situación en la que el hablante la utiliza y la respuesta que evoca en el oyente; no depende de las
subjetividad del hablante (de su forma de pensar), el habla no es, para él, un resultado del pensamiento; este
análisis es, pues, antimentalista y se inspira en el conductismo” (Dubois et al, 1992, pág. 48.)
Previous page Top Next page