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“The concept of culture as a totality of knowledge, proficiency and perception is
fundamental in our approach of translation. If language is an integral part of
culture, the translator needs not only proficiency in two languages, he must also
be at home in two cultures. In other words, he must be bilingual and bicultural
(...) The extent of his knowledge, proficiency and perception determines not only
his ability to produce the target text, but also his understanding of the source
text.”
La traducción fuera del contexto sociocultural, que proporcionaría el conocimiento
del entorno de LO, estaría totalmente falsificada. Porque el traductor no es el emisor del
mensaje del TO, sino es el productor en la cultura de LD, que adopta la intención de otra
persona para producir un instrumento comunicativo para la cultura de LD, o un
documento de LD vía la comunicación de la cultura de LO (Nord, 1991:11).
El conocimiento del tema tratado, sin embargo, es el marco que guiará al traductor
en su elección de las equivalencias, las estructuras e, incluso, el estilo. La ignorancia del
tema en cuestión implica una serie de suposiciones construidas con la elaboración de
cualquier elemento del TO. Estas suposiciones oscilan entre la exactitud (muy raramente)
y la equivocación completa. La traducción de lo ‘incomprensible’ es un grave error (se
podía decir un ‘pecado’), que suelen
cometer muchos traductores. El peor fallo de un
traductor es, de acuerdo con Weaver
(1989:117), intentar asegurarse de su traducción
diciendo ‘esto es lo que dice el original’, renunciando a la lucha para hacerlo lo mejor que
puede.
El estilo del traductor es lo que le puede asegurar la continuidad. Esta herramienta
ha podido probar que es capaz de convertir una obra original de mala calidad en una obra
maestra gracias al estilo del traductor. Es un factor normalmente incontrolable. Ningún
traductor puede evitar cierto grado de intervención personal en su trabajo; en su
interpretación del mensaje de LO, en su elección de las palabras y las formas
gramaticales correspondientes, y en su selección de los equivalentes estilísticos,
inevitablemente estará influido por su empatía general con el autor del mensaje, o por la
falta de esta (Nida, 1964:154).
Además, toda la creatividad del traductor se refleja en el estilo. Su perfecto dominio
de LO, LD, las culturas de ambas, y la profunda información sobre el tema serían
estériles si no los envolviera un estilo elegante, atractivo y funcional.
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