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elegancia y la letra contra el espíritu (Ladmiral, 1979:14).
Todas las categorías que
acabamos de mencionar pueden seguir uno de estos dos caminos.
La traducción literal es la más conocida y practicada; ya que formaba parte de la
esencia de la
enseñanza de idiomas. Su base es la máxima fidelidad a los elementos de
LO respetando todos sus detalles, aunque el conjunto de la misma sea incomprensible.
Este modelo de traducción se considera, según J.-L. Ferri de Saint-Consatant
120
, necesaria
para la inteligencia y la explicación de los autores. Su ventaja reside en que obliga a la
precisión, a la propiedad de los términos y a la exactitud, y porque hace sentir la
diferencia entre las dos lenguas. Sin embargo, esto no quiere decir que para los clásicos
de la traducción este modelo fuese perfecto, pues su ejercicio revela claramente sus
defectos principales. Así la describe François-René de Chateaubriand
121
:
Dans la traduction littérale, la difficulté est de ne pas reproduire un mot noble
par le mot correspondant qui peut être bas, de ne pas rendre pesante une phrase
légère, légère une phrase pesante, en vertu dexpressions qui se ressemblent,
mais qui nont pas la même prosodie dans les deux idiomes.
La traducción literaria, en cambio, se basa en la creatividad del traductor que puede
manifestarse a través de estos tipos
122
:
1.
La Traducción-Información: traducción en prosa, anti-artística, carece de toda
intención estética, pretende dar al lector una idea general del original.
2.
La Traducción-Interpretación proporciona paráfrasis y análisis a la traducción.
3.
La Traducción-Alusión: sólo los primeros versos son rimados o respetan la
métrica; de esta forma dan una idea del estilo de la obra. El resto está en verso
o en prosa libre. El lector, apoyándose en el principio de la traducción,
completará su imagen usando la imaginación.
4.
La Traducción-Aproximación: el traductor se convence de que no puede
traducir correctamente y deberá conformarse con una aproximación. Esta falta
de confianza en sí mismo o la inseguridad le conduce a sacrificar tanto las
estructuras como la prosodia. A menudo, se aferra más al significado que a la
forma.
120
Citado en Hulst (1990:65).
121
Citado en Hulst (1990:168).
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