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4.3.
Las leyes de la traducción
La traducción se aprende traduciendo (Nord, 1991:146), y no tiene reglas ni leyes
(Weaver,1989:17). Es el planteamiento conductista
de la traducción. No obstante,
considerándola una ciencia debería tener algunos principios. Las leyes que nos expone
Charles Batteux
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, que se remontan a mediados del siglo XVIII, nos pueden acercar a la
idea tradicional de la traducción:
1.
No hay que tocar el orden de las cosas, sean hechos o raciocinios, puesto que
este orden es el mismo en todas las lenguas, y se relaciona con la naturaleza del
hombre más que con el genio particular de las naciones.
2.
Hay que conservar también el orden de las ideas, o por lo menos el orden de las
partes.
3.
Se deben conservar los periodos aunque sean largos, porque un periodo no es
más que un pensamiento compuesto, a su vez, de varios pensamientos
enlazados entre sí por relaciones intrínsecas, y este enlace es la vida de los
pensamientos y el objetivo principal del hablante.
4.
Hay que conservar todas las conjunciones. Son como las articulaciones de las
partes. No deben cambiarse ni el sentido ni el lugar.
5.
Todos los adverbios deben estar colocados junto al verbo, antes o después,
según exige la armonía o la energía.
6.
Las frases simétricas deben demostrar su simetría o un equivalente.
7.
Los pensamientos brillantes, para conservar el mismo grado de lucidez, deben
tener, aproximadamente, la misma extensión en las palabras; sin lo cual se
reduce o se aumenta el brillo; lo que no está permitido.
8.
Hay que conservar las figuras de los pensamientos; porque los pensamientos
son los mismos en todos los espíritus; pueden llevar todos la misma
colocación; así guardamos las interrogaciones, las sujeciones, las
anteocupaciones, etc.
                                                
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El abate Charles Batteux (1713-1780), profesor de retórica de la filosofía griega y latina. Citado en Hulst
(1990:27).
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