Start Back Next End
  
23
Además, la estructuración de la lengua nos facilita la realización de tareas
comunicativas muy complejas. Esto es lo que afirma Fries (1964:76):
“Language is structured. This structuring is a basic characteristic of every aspect
of human language and has made it capable of more
than the simple calls and
commands. It has given human language the power to grasp and communicate
highly complicated reports.”
La lengua es un instrumento de comunicación, todos sus componentes funcionan
interactivamente. El papel de cada elemento de los conjuntos de la lengua es perfeccionar
su rendimiento comunicativo. Por tanto, los individuos poseen siempre una tendencia a
‘remoldear’ dichos componentes según sus necesidades, principalmente, comunicativas: 
“Il [le sujet] va donc s’initier à une langage nouveau,
moyen original de
communiquer avec autrui et de dépasser la réalité familière. L’accès à ce langage
c’est comme quelque chose d’étroitement mêlé aux relations de son entourage
avec lui et qui se mêle tout aussi étroitement à ses besoins et à ses désirs
puisqu’il lui devient une source d’informations et de révélations différentes et
beaucoup plus vastes que celles dues à son expérience directe des choses.”³
b) La Lengua es variable.
Los lingüistas han reservado el término cambio lingüístico para las situaciones en
las que se comparan dos variantes en distintos periodos de la historia de la lengua (Baron,
1977:2). Este cambio se justifica por algunas razones internas y externas de carácter
sociocultural, geográfico, político, etc. El grado de cambio está sujeto a múltiples factores
relacionados, por una parte, con la naturaleza de la lengua en cuestión y, por otra, con las
personas que la ejercen. Dependiendo de estos factores, la aptitud
de cambio puede ser
mayor, el caso del griego, latín y hebreo, o menor, como el islandés y el vasco.
Este fenómeno, en la mayoría de los casos, tiene lugar en los aspectos funcionales
de la lengua, como confirma Baron (1977:1):
                                                
3
Wallon, H. (1942): De l’acte à la pensée. Flammarion: Paris. Pág. 200, citado en Gantier 1973, pág. 103
Previous page Top Next page