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L2. Los que siguieron esta metodología podían comprender (e incluso escribir) la lengua
extranjera, sin poder comunicarse oralmente. La lengua, para ellos, existe fuera del
entorno.
A finales del siglo XIX, empezó la reforma de los métodos. Todos los implicados
(Viëtor, Sweet, etc.) compartían la mayoría de las opiniones sobre los principios, en los
que el nuevo planteamiento sobre la enseñanza de idiomas debe basarse; aunque hubiera
algunas diferencias respecto a los procedimientos específicos que adoptaban en la
enseñanza. En general los reformadores creían que
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:
1. La lengua hablada es fundamental, esto debe reflejarse en una metodología de
base oral.
2. El material fonético debe aplicarse a la enseñanza y formación de profesores.
3. Los sujetos deben escuchar la lengua primero, antes de verla de forma escrita.
4. Las palabras deben ser presentadas dentro de unas frases, y las frases deben
practicarse en un contexto significativo y no deben enseñarse aisladas como
elementos desconectados.
5. Las reglas gramaticales deben ser enseñadas sólo después de que los sujetos
hayan practicado los temas de la gramática en un contexto, es decir, deben
aprenderse inductivamente.
6. La traducción debe ser evitada, a pesar de que pueda usarse la lengua materna
para explicar las nuevas palabras o comprobar la comprensión.
A base de estos criterios se construyeron los nuevos métodos, dirigiendo su
principal interés hacia la comunicación interactiva con el ámbito de la nueva lengua.
La comunicación, entonces, es la primera preocupación de todas las metodolgías
actuales. Es su principio y su fin, para poder comunicarse con el ámbito de L2 hay que
desarrollar las habilidades en situaciones comunicativas. Por lo tanto, la comunicación
entre el sujeto y la lengua es la base didáctica de todos los métodos. Puesto que, de
acuerdo con Sajavaara
(1986:76), la enseñanza formal en la clase de lenguas no puede
otorgar al aprendizaje el acceso a un conocimiento parecido al de un nativo, lo que no
forma una base sólida de la que el sujeto deba depender en sus comunicaciones. Y, como
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Véase Richards y Rodgers (1986:8).
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