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La misma opinión la comparte Bolton
(1987:29) diciendo que el conocimiento
global de las reglas (la gramática) constituye la competencia lingüística general del
sujeto:
(...), le pont de vue antagoniste croit que lapprenant, lors du processus
dacquisition de la langue, acquiert des connaissances plus ou moins globales des
règles (parmi lesquelles celles de la pragmatique de la langue), ces connaissances
constituant alors une compétence langagière générale
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(overall language
proficiency) gouvernant de la même façon tous les champs dapplication des
capacités.
Este conocimiento controlará cualquier futuro input en todos los niveles y,
además, será la base de partida hacia el resto de los sistemas. La gramática es lo que
organiza el contenido adquirido de forma lógicamente comprensible. Es lo que hace
posible la distinción funcional entre las partes del discurso.
Sin embargo, Lado
(1957:51) cree que el aprendizaje de un idioma no depende
necesariamente
del control consciente de la gramática, por eso durante el proceso de
aprendizaje no hay que insistir en la asimilación de la gramática como una condición
previa para el éxito, y añade:
(...) Since many native speakers of language are to define or even identify by
technical terms the grammatical elements of their native language, we cannot
accept that kind of problem as representing the task of learning a foreign
language. (p.51)
Esto supone que la gramática participa en la adquisición de forma totalmente
relativa. La gramática debe descomponerse, o desmontarse, en forma de reglas sencillas
que sean por lo menos eficaces a la hora de cumplir una tarea comunicativa, es decir, hay
que estudiarla selectivamente. Aunque para algunos investigadores como Berwick
(1987:345) la selección de la gramática de L2 es el principal problema de la adquisición.
La forma más sencilla de la gramática es la estructura. Es un rasgo común a todas
las lenguas. Estas estructuras están determinadas, según Chomsky
(1969:59), por unos
factores incontrolables por el hombre:
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